Las estrategias que utilizamos las personas para conquistar a una posible pareja pueden ser tan originales como desarrollada sea nuestra imaginación. Pero, ¿qué determina que se produzca esa atracción sexual de forma inmediata? ¿Existen patrones de rasgos físicos que nos aseguran el éxito a la hora de seducir?
La capacidad de atraer sexualmente o de generar interés erótico en otras personas es una habilidad. Pero no hace falta tener “carita de ángel” o unos ojos espectaculares para lograrlo. Hay otros elementos y factores que se valoran igualmente o incluso más.
La primera impresión es decisiva
Por más que alardeemos en numerosas ocasiones de que “lo que importa es el interior”, los ojos no pueden escapar a un buen físico. Siempre importa la primera impresión. Pensemos que una vez formada esta primera impresión, la persona tenderá a confirmar dicha impresión. Algo que puede ir a nuestro favor si esta primera impresión es buena, pero muy en contra en caso de ser mala.
La apariencia se procesa en el cerebro de manera instantánea, antes incluso de que nos demos cuenta. Así, en menos de 2 segundos ya hemos hecho un juicio rápido de la persona que tenemos enfrente. Su forma de vestir, su complexión, su nariz… Todo queda catalogado y clasificado. Sin decir nada, ya nos ha dicho mucho, o mejor dicho, hemos interpretado mucho.
De hecho, si se trata de la cara, tardamos solamente una décima de segundo en determinar el atractivo de la misma para nosotros. Con lo cual, sí existe el amor a primera vista. Al menos, el amor al físico.
El psicólogo y sexólogo Antoni Bolinches asegura que: “la mujer se fija primero en la inteligencia; luego, en la simpatía, si se divierte con él: y por último, en la personalidad, en que sea un hombre maduro, magnético”. Matiza que la inteligencia que atrae es “la constructiva, la que hace que una mujer se sienta bien, no la inteligencia que apabulla”.
Según Bolinches, los hombres “al principio, se enganchan por el atractivo femenino, pero, con el tiempo, esa atracción disminuye. Y, entonces, necesitan que esa relación sea más o menos cómoda. Buscan una compañera de viaje que suponga un apoyo emocional“.
El pelo y el olor, elementos clave
El cabello es uno de los atributos que más valoramos. En concreto, las mujeres se mueven entre dos polos. Por un lado, según las investigaciones, se deduce que un pelo lustroso y denso les resulta atractivo. Por otro, la calvicie no está tan mal considerada como se puede intuir de algunos comentarios.
Esto se debe a que la caída del pelo está directamente relacionada con altos niveles de testosterona en sangre. De hecho, muchos estudios consideran que esta hormona es la responsable del atractivo que encontramos en el otro.
El olor es el segundo factor decisivo. A no ser que seamos fetichistas de ello, un hedor desagradable nos produce de todo menos ganas de emparejarnos con el otro. En cualquier caso, es preferible no arriesgarse y optar por perfumes o desodorantes de aromas frescos y agradables.
La belleza no lo es todo
Hay personas que aunque no sean guapas a ojos de la mayoría, sí tienen algo especial que las hace irresistibles. Es un “no sé qué” que les funciona como imán: su forma de hablar, su mirada, su risa, su humor… Ese rasgo interesante también tiene éxito.
Por otro lado, hay unos cuantos días al mes en los que la mujer resulta más atractiva para los hombres: los que dura su período de ovulación. En ese momento, ellos perciben y se sienten atraídos por un conjunto de aromas dulces y placenteros que desprende la mujer. Las feromonas, por ejemplo, les hacen sentirse atraídos y elevan la testosterona en sangre más de un 100% en solo minutos.
La belleza está en los ojos del que mira.
Otros factores físicos que despiertan atracción sexual
De manera inconsciente, hombres y mujeres tendemos a sentir atracción por los rostros simétricos. De hecho, este rasgo antropométrico es considerado como el máximo exponente de la belleza. El color de los ojos no es tan determinante, pero sí la intensidad del anillo limbal, la franja que existe alrededor del iris. Cuanto más oscuro sea, más atractivo lo encontramos.
Una buena estatura y unos músculos bien formados también otorgan un punto más de atractivo. Si nos remontamos a las primeras etapas de la evolución humana, observados cómo la fuerza del Homo sapiens era el elemento clave para la supervivencia de toda la familia.
Y esta herencia ha continuado relativamente hasta nuestros días. Actualmente, los hombres más corpulentos y altos transmiten a las mujeres mayor sensación de seguridad y protección. Esta explicación formaría parte de la teoría evolutiva que tan bien explica las variables que nos hacen más atractivos.
No somos tan diferentes a los animales
Sabemos que algunos de los elementos que más nos atraen físicamente de otras personas son igualmente valorados por ciertas especies animales. Por ejemplo, las leonas también se fijan en el pelaje de los machos. Concretamente, en su cantidad, densidad y color. Cuanto más intenso y negro sea, más indicativo es de la presencia de altos niveles de testosterona y más les gusta.
Las perdices rojas hembras prefieren los machos cuyos colores son más intensos. Esas tonalidades son sinónimo de un sistema inmunitario fuerte y de una buena alimentación. Por otro lado, los cuernos, dientes o crestas que tienen los machos trasmiten protección a las hembras y “simbolizan” poder.
Tipos de atracción sexual
La orientación sexual, por suerte, va descubriendo a la sociedad los miles de caras que puede tomar. Cada día es más libre y, aunque aún quedan demasiados obstáculos que salvar, lo cierto es que se sigue avanzando. Por tanto, aquí tienes algunas de las orientaciones sexuales más comunes que se reconocen en la actualidad:
- Halosexualidad: término que engloba la sexualidad normativa, es decir, heterosexualidad, homosexualidad, bisexualidad, pansexualidad, ectécera.
- Asexualidad: la falta de deseo sexual también se considera una orientación por las organizaciones que reivindican su reconocimiento. Esta falta de deseo no exime a la persona de tener sentimientos románticos.
- Demisexual: la persona no puede sentir atracción sexual por alguien si no ha formado previamente una conexión emocional profunda. Se puede englobar dentro de la comunidad asexual, ya que es la tendencia primaria.
- Grisexual: se considera un punto medio en el espectro entre la halosexualidad y la asexualidad, ya que el sujeto solo puede sentir atracción sexual en momentos muy concretos.
La arruga también es bella
Los signos de juventud no están mucho mejor valorados que sus contrarios. Al menos, no tanto como lo que quieren que creamos desde algunos medios masivos publicitarios y el marketing, Cremas, trucos, tratamientos… La lucha contra la edad y el paso del tiempo.
Pero un estudio llevado a cabo por la Universidad Autónoma de Madrid rebate ese efecto propagandístico. Sus conclusiones apuntan a que los hombres sienten más atracción sexual hacia los rasgos faciales que distinguen un rostro femenino de otro masculino, que hacia aquellos que evidencian juventud.
Es decir, valoran más, por ejemplo, la ausencia de vello facial, labios más gruesos o cejas menos pobladas, que el hecho de que no exista ni una marca o cicatriz. Los rasgos propios del envejecimiento no suelen contar como un factor desmotivante.
Amor y atracción no son exactamente lo mismo
Muy ligado a la atracción sexual está el enamoramiento. Pero en él influyen otros factores, como las circunstancias y el tiempo en el que se encuentre cada persona, su receptividad, afinidades, deseos, valores o intereses compartidos. Todo cuenta.
Por tanto, la atracción sexual es física y química. Sin duda, como vemos, los químicos (sustancias y hormonas) contribuyen a que surja, pero sin una buena primera impresión hay mucho terreno que remontar. No cabe duda de que los gustos y preferencias sexuales varían según la persona. Sin embargo, una mezcolanza de buenas impresiones que generen sensaciones placenteras en cada uno de nuestros sentidos ayudará a disparar ese atractivo sexual.