El amor en los tiempos de la inteligencia artificial o cómo volver a ser humanos gracias a la tecnología

La inteligencia artificial no solo supone grandes retos a nivel tecnológico, tanto en equipos como en el software desarrollado, sino que también implica un gran debate ético, también en lo referente a las relaciones personales.

Durante el encuentro Beyond L.O.V.E., organizado por The Cocktail y VML, varios expertos han reflexionado sobre la gran importancia de mantener una relación amigable –o de amor– con la IA, sin dejar a un lado la creatividad característica del ser humano.

Al inicio de la charla, Alejandra Martínez de Miguel, actriz y poeta, ha recitado un poema de producción propia, al que le ha seguido otro redactado por la IA generativa, exponiendo la potencialidad de unir esta tecnología junto a la creatividad del ser humano.

A esta presentación lírica le han seguido declaraciones muy variadas, como la de Alberto Suárez, managing director de VML, que ha dado en el clavo con la definición que ha sobrevolado este evento.

«Hasta ahora hemos vivido un culto a la conexión en el que nos adaptamos a las máquinas, pero con esa conexión hemos ido dejando por detrás el humanismo y el poner a las personas por encima de las conexiones, porque ante todo tiene que establecerse la relación. Y lo que es innegable es que cuando pensamos en la relación, sabemos que lo que la sublima es el amor», ha expresado.

En este sentido, para poder lograr conexiones exitosas en la industria, hay que enfrentarse a un «giro afectivo», un término en el que ha hecho especial hincapié Maribel Blázquez Rodríguez, profesora titular del Departamento de Antropología Social en la Universidad Complutense de Madrid.

«[El amor] se ha convertido, en la sociedad occidental contemporánea, en uno de los motores principales de la acción individual y colectiva que afecta directamente a la vida de las personas», ha explicado la profesora.

Por ello, el cuestionamiento de las metodologías de las empresas es vital para alcanzar dichas relaciones genuinas, según Clara Tió, directora de diseño en The Cocktail.

«Debemos incorporar otros tipos de herramientas que empiecen a incomodar y que no solo incluyan el beneficio individual movido por un deseo de gratificación inmediata, sino otro tipo de modelos donde se incluya la comunidad, el contexto y otras dimensiones».

En definitiva, según Philip McKenzie, antropólogo cultural que ha participado en el encuentro, hay que pasar de la extracción –basada en la precariedad– a la expansión, poniendo en el centro los valores de amor, cuidado y solidaridad.

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