La parafilia del exhibicionismo es una de las más disruptivas a nivel social. Aquí tienes todo lo que necesitas saber sobre ella.
El manual diagnostico (DSM) de la Asociación Psiquiátrica Norteamericana comprende 8 parafilias típicas y unas 7 más no especificadas. Entre las parafilias típicas más comunes se encuentra el fetichismo, el fetichismo transvestista, el exhibicionismo, el voyeurismo, la pedofilia y el masoquismo sexual.
Tener una inclinación o hasta un interés consumado en una o más de las categorías arriba mencionadas no constituye en sí ningún síndrome clínico. Es decir, que una persona sienta deseo o tenga una fantasía sexual intensa hacia un objeto, sensación o práctica sexual atípica no tiene que constituir un problema. Ahora bien, lo que sí puede originar un trastorno es la comprobación de que la parafilia suponga una disfunción o un conflicto emocional para el individuo que la padece.
¿Qué es el exhibicionismo?
El exhibicionismo es la exposición de los propios genitales a una persona extraña con el fin de conseguir excitación sexual. Esta práctica comprende en sí misma la desviación del acto sexual, ya que la sensación de placer se obtiene al mostrar los genitales a terceras personas, siendo estas mujeres o niños, en la mayoría de las ocasiones.
Casi nunca existe un intento posterior de mantener una actividad sexual con la persona extraña por parte del exhibicionista, de modo que raramente cometen violaciones y tampoco suelen desarrollar un trastorno.
La persona que practica exhibicionismo en lugar de buscar un encuentro sexual, lo reprime; convirtiéndose este en el fin en sí mismo. Mientras que la excitación sexual ocurre al anticiparse mentalmente a la situación, siendo una sensación similar a la de la masturbación.
En este punto es importante diferenciar la exhibición del exhibicionismo. Ya que el concepto de exhibición, a diferencia del exhibicionismo que está delimitado criminológica y médicamente, no implica una actitud de contenido sexual, dado que consiste pura y exclusivamente en mostrar algo en público (Ripolles, 1982).
Algunas personas se caracterizan por producir ruido. Es como una condición innata en ellos y también es parte de su condición exhibicionista; no saben gozar o sufrir en silencio, sino molestando a los demás.
¿Por qué hay gente que goza mostrando sus genitales en público?
El exhibicionismo suele empezar en la adolescencia. La mayoría de los exhibicionistas son hombres que están casados, pero con un matrimonio que suele ser conflictivo. Aproximadamente el 30% de los delincuentes sexuales masculinos detenidos son exhibicionistas. Tienden a perpetuar en el tiempo este tipo de conducta y entre el 20 y el 50% son detenidos más de una vez.
Posibles causas
Las causas del exhibicionismo están en la formación de aprendizajes inadecuados, al sustituir el estímulo sexual esperado, hombre o mujer, por otros estímulos externos.
En el desarrollo de esta parafilia suele ocurrir que un estímulo no adecuado se asocia a una fuerte activación sexual del individuo, lo cual puede convertirse en un estímulo condicionado sexualmente en otras ocasiones. Estas situaciones ocurren generalmente durante la adolescencia (Muse y Frigola, 2003).
Experiencias posteriores de condicionamiento a través de las fantasías y de la masturbación reforzarían estas respuestas sexuales. Incluso existen factores que predisponen a un individuo al exhibicionismo, como son las dificultades para establecer una relación sexual interpersonal o la falta de autoestima.
Entre las diversas causas, se ha encontrado que los exhibicionistas suelen ser individuos tímidos, a los que no les es fácil relacionarse con mujeres. Así, en algunos exhibicionistas el deseo y el acto ocurre cuando tienen crisis emocionales a pesar de mostrar un nivel de inteligencia y sociocultural normal.
Por otro lado, no suelen ser individuos peligrosos, ni intentan abusar de sus víctimas. Al contrario la mayoría reaccionan de forma insegura y se dan a la fuga si su oferta es correspondida. Su deseo radica en sorprender a la víctima, provocando en ella reacciones de miedo, asco o curiosidad, experimentando de este modo una sensación de dominio. La reacción que más detestan es la de burla o indiferencia.
La emoción del exhibicionismo es mirar tu cuerpo desnudo en el espejo y pensar: como alguien llame ahora el ascensor no me va a dar tiempo a vestirme.
Criterios generales y factores compulsivos en el exhibicionismo
Según el DSM, los criterios para el diagnóstico del trastorno exhibicionista, son dos indicadores:
- Fantasías sexuales recurrentes y altamente excitantes, impulsos sexuales o comportamientos que implican la exposición de los propios genitales a un extraño que no lo espera durante un periodo de por lo menos seis meses.
- Las fantasías, los impulsos sexuales o los comportamientos provocan malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del sujeto.
Si bien no hay muchos estudios sobre el tema, se cree que el exhibicionista no ha podido superar ciertas instancias del desarrollo sexual infantil. Podría decirse que quien practica el exhibicionismo padece de cierta inmadurez sexual. Si bien puede resultar paradójico, se estima que el exhibicionista padece de ciertos rasgos de inferioridad, autoaceptación y trastornos de relación. Suelen ser sujetos impulsivos y antisociales.
Algo que sí está estudiado y validado es que los exhibicionistas exponen sus genitales a personas desconocidas por fuertes deseos compulsivos. Son conscientes de su necesidad de sorprender, impactar o impresionar al observador.
La mayoría de las personas que sufren esta parafilia tienen ideas, pensamientos, impulsos o imágenes de carácter persistente que consideran intrusas o inapropiadas y que le provocan ansiedad o malestar significativo. Este malestar emocional es lo que lleva al exhibicionista a neutralizar estos pensamientos compulsivos mediante la exposición de los propios genitales en público ante personas desconocidas.
Tratamiento del exhibicionismo
Los tratamientos psicológicos para las personas exhibicionistas intentan reconducir el placer mediante otras fantasías sexuales más adecuadas. El tratamiento del exhibicionismo suele utilizar intervenciones psicoterapéuticas basadas principalmente en técnicas conductuales y cognitivas o tratamientos médicos basados en el uso de hormonas o ciertos fármacos.
Perspectiva cognitivo-conductual
La orientación cognitivo-conductual explica la adquisición y mantenimiento de las parafilias a través de los paradigmas del condicionamiento y de la formación de esquemas cognitivos (Muse,1996).
La gran mayoría de las parafilias se manifiesta en la pubertad, dando la impresión de que pueda existir una “ventana de oportunidad” por la cual el condicionamiento a estímulos sexuales sea especialmente propicio durante esta época de la maduración.
El cambio de estas conductas parafílicas suele requerir una intervención multimodal que interfiere con el aprendizaje anterior por condicionamiento clásico, operante y social, mientras que modifica esquemas básicos de la estructura cognitiva del individuo (Muse y Frigola 2003).
Aunque las hormonas masculinas se hallan inherentemente implicadas en el mantenimiento de la motivación sexual, es el
aprendizaje a una edad joven el que determina la dirección del interés sexual. Por tanto, el uso de sustancias químicas en el tratamiento de las parafilias suele ser reservado como terapia adjunta a la psicoterapia (Muse y Frigola 2003).
La terapia psicológica es la única forma de ayudar a quien padece este trastorno. Si bien es inviable quitar el deseo de la exhibición, lo que se busca en la terapia es tratar de hacer funcional ese deseo, trabajando sobre el acto compulsivo y disruptivo, así como sobre la culpa que suele despertar este impulso sexual.
Valora a los discretos en relación a los exhibicionistas; porque estos serán sobrios en relación a los arrogantes, convencidos en relación con los inseguros, generosos en relación con los egoístas, esforzados en relación con los cómodos, y comprometidos en relación con los distantes.
Tratamiento farmacológico
Muse y Frigola (2003) señalan que también pueden administrarse dos tipos de tratamientos farmacológicos: tratamiento hormonal y tratamiento con medicamentos psicoactivos.
- Tratamiento hormonal. Suele aplicarse a las personas que representan un peligro real para la sociedad. Las hormonas más recetadas son el acetato de medroxyprogesterona y el acetato de cyproterona. Ambas hormonas reducen los niveles de testosterona en sangre y de esta forma disminuye el deseo sexual. Se ha demostrado que los hombres que han tomado estas hormonas han mostrado mayor control de sus impulsos. Por otro lado, cuando se abandona el tratamiento, la conducta exhibicionista vuelve a manifestarse.
- Medicamentos psicoactivos. El objetivo del tratamiento con psicoactivos es reducir la libido. El medicamento más recetado es la fluoxetina. Al mismo tiempo que reduce el deseo sexual también disminuye los síntomas obsesivos-compulsivos que pueden estar asociados al trastorno.