La escalofriante historia de las estrellas de K-pop que drogaban mujeres para venderlas

Como explica Stephanie Soo, todo comenzó cuando una mujer entró a una estación de policía para reportar que su exnovio le había tomado fotos explícitas sin su consentimiento. El sujeto fue llamado para testificar. Afirmaba que estaba totalmente dispuesto a cooperar con la investigación. El único problema era que su teléfono había dejado de funcionar, por lo que la evidencia del crimen por el que se le acusa ya no existía. La policía no se rendiría tan fácilmente, le pidieron al hombre que les enviara su teléfono para realizarle un análisis forense a fondo. Un especialista de un instituto privado haría todo lo posible para recuperar la información perdida. Lo que encontró se convirtió en uno de los escándalos más grandes en la historia de la nación asiática.

El especialista no podía creer lo que estaba viendo. Logró recuperar 200.000 mensajes de texto del teléfono dañado. Encontró múltiples videos de mujeres inconscientes siendo abusadas sexualmente y violadas. En varios grupos de chat habían fotos de estas mismas mujeres, acompañadas por cifras monetarias, representaba lo que te costaría abusar sexualmente de ella. Al poco tiempo, el sujeto encargado de recuperar la información del teléfono se dio cuenta de que reconocía a todos los contactos que conversaban en estos grupos. Se trataba de ídolos famosos de la industria del K-pop.

El teléfono pertenecía al ídolo Jung Joon Young, líder del grupo JJY Band. Varias estrellas de la industria del K-pop participaban frecuentemente en los perversos grupos de chat. Como Choi Jong Hoon de la banda FT Island, Lee Jong Hyun de la banda CNBLUE y el más famoso de todos Lee Seung Hyun del legendario grupo BIGBANG (básicamente el BTS antes de BTS). El especialista tenía en sus manos evidencia suficiente para poner a todos estos enfermos tras las rejas por un largo tiempo. Hasta que se dio cuenta de un importante detalle, el jefe de la policía era uno de los cómplices.

Una gran conspiración

Cuando el especialista terminó su trabajo de recuperación, la policía le informó que ya no era necesario. La mujer había retirado los cargos y admitido que las acusaciones contra su novio eran falsas. ¿Qué haría entonces con la evidencia que había descubierto? A la policía no le importaba, porque la investigación que motivó el trabajo forense ya no existía. El sujeto devolvió el teléfono a la policía, no sin antes guardar copias de todo en su computadora.

Para ese entonces, en el 2018, el club nocturno Burning Sun era el lugar más famoso para ir de fiesta en Seoul, la capital de Corea del Sur. Era apodado un club «Wattpad», por el sitio web de fan fiction, en el que se pueden encontrar muchísimas historias en las que una chica conoce a su príncipe azul, quien resulta ser tan guapo como millonario. Muchas mujeres asistían a Burning Sun porque se rumoraba que fantasías así sucedían todas las noches.

Era cierto que el lugar siempre estaba lleno de gente con mucho dinero. Juzgando por los grupos de chat que fueron filtrados posteriormente, los empleados del club parecían estar obsesionados con proveerle agua a los clientes. Las propinas que podían recibir eran de varios miles de dólares, por lo que prestar un servicio excelente era la prioridad número uno. Resulta que ese “agua” era la palabra clave que usaban para referirse a una mujer. Los clientes VIP visitaban el club con frecuencia porque se les proveían mujeres como si de tragos se tratase.

Los empleados se encargaban de identificar a las muchachas más bonitas de la noche, se aseguraban de que estuvieran lo suficientemente borrachas y drogadas para poder ser enviadas fácilmente a la sala privada correspondiente. Utilizaban drogas sedantes para garantizar que las mujeres pudieran ser guiadas directamente a las salas privadas. Si le parecías bonita a alguno de los empleados estabas en peligro, ya que hasta el camarero podía poner algo en tu bebida para poder cobrar una buena propina. Aunque la conspiración iba más allá del dinero, ya que tenían un grupo de chat en el que compartían los videos de las víctimas siendo violadas mientras se burlaban de lo sucedido.

Las estrellas de K-pop estaban a cargo

Lee Seung Hyun era apodado el Gran Gatsby de Corea del Sur. El ídolo del K-pop había construido esa reputación a través de frecuentemente organizar fiestas legendarias en lugares lujosos y llenas de celebridades. El público fantaseaba con algún día asistir a una de esas celebraciones alocadas. El branding de su club, Burning Sun, se basó en esto. Ahora cualquiera puede asistir a una de las fiestas del Gran Gatsby cada noche. Así fue como ganaron millón y medio de dólares a las pocas semanas de su inauguración. Y eso solo incluye la parte legal del negocio.

Burning Sun ganaba dinero de dos maneras: la legal y la ilegal. La manera legal incluía vender entradas y servicios de alcohol que iban desde los 10.000 dólares hasta los 100.000. La manera ilegal incluía un catálogo, como un menú lleno de fotos de mujeres desnudas e inconscientes, luego de haber sido violadas por algún cliente. Debajo ponía la cifra que tenías que pagar si querías ser el próximo en violarla, los empleados se encargarían de atraerla de vuelta al club. Si más de un cliente VIP (normalmente empresarios coreanos, pero también de países cercanos como China o Japón) escogía a una chica para el mismo fin de semana, se organizaba una subasta por ella.

Como en Corea las celebridades son tratadas como semidioses, el hecho de que varias estrellas del mundo del K-pop estuvieran involucradas en Burning Sun actuaba como una barrera protectora. Sus fanáticos constantemente afirmaban lo absurdo que sería que estos ídolos que proyectaban una imagen de chicos buenos e inocentes fueran capaces de esconder su verdadera identidad de mentes maestras del crimen.

Múltiples mujeres habían ido a la policía, luego de despertarse sin acordarse de nada y con un hombre extraño a su lado. Pero sus acusaciones habían sido ignoradas luego de que los exámenes de drogas salieran negativos. Resulta que en el club usaban una droga llamada GHB, la cual es conocida por no dejar rastro luego de 24 horas.

El 26 de febrero de 2019, el especialista que descubrió toda la evidencia publicaría la primera serie de mensajes. No quedaría duda de que Lee Seung Hyun, que por mucho tiempo pretendió no tener nada que ver con las actividades ilegales que ocurrían en su club nocturno, coordinaba de principio a fin cada uno de los perturbadores crímenes.

Jung Joon Young, el dueño del teléfono, fue el que recibió la sentencia más grande, seis años de prisión. Luego de que se confirmara que participó en una violación colectiva en el 2016. Su sentencia fue reducida a cinco años por la corte, luego de que expresara su arrepentimiento. Las condenas de los demás responsables por la red de tráfico humano no pasaron de los tres años e incluso fueron reducidas posteriormente. Mientras tanto, los policías involucrados en la conspiración no recibieron ningún castigo, lo mismo con los clientes VIP. Quizá alguien debería hacer una película como en el caso de Silenced a ver si las víctimas logran recibir justicia.

Juan Carlos Orellana

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