Desde que el iPhone saliera del cascarón en 2007 y la App Store irrumpiera en el mercado dos años después, Apple ha puesto todo su empeño en prevenir justo lo que ahora acaba de suceder: el advenimiento de la primera app porno en el smartphone de la empresa de la manzana. Ayer lunes AltStore, una de las tiendas aplicaciones alternativas a la App Store de Apple nacidas en el viejo continente al calor de la Ley de Mercados Digitales (DMA), anunció que Hot Tub, un agregador de vídeos pornográficos de diferentes plataformas de contenido para adultos, estaba disponible para su descarga en el iPhone.
Una aplicación como Hot Tub jamás habría sido admitida en la App Store, cuyas normas dejan meridianamente claro que quedan excluidas de sus dominios todas aquellas apps que distribuyen contenido sexual o pornográfico. En 2010, cuando la App Store llevaba en funcionamiento apenas un año, Steve Jobs respondió tajantemente a un usuario que la compañía de Cupertino estaba «moralmente obligada» a evitar que la pornografía recalara en el iPhone. «La gente que desea ver porno debería comprar un teléfono con sistema operativo Android», aseveró Steve Jobs por aquel entonces.
El hecho de la primera app porno haya irrumpido en el iPhone echa anclas en la DMA de la Unión Europea (UE), una norma diseñada para limitar el poder de mercado de las grandes corporaciones digitales. En virtud de la DMA, Apple debe permitir que tiendas de aplicaciones alternativas a su App Store puedan operar en el territorio de la UE. La empresa liderada por Tim Cook ha accedido a regañadientes a acatar esta norma, pero ha hecho hincapié en todo momento en los riesgos para la seguridad y la protección de datos que esta entraña.
Apple insiste en que apps como HubTub ponen en jaque la seguridad de los usuarios del iPhone
Así y todo, lo cierto es que no hay demasiadas tiendas alternativas a la App Store en el ecosistema del iPhone. Epic Games, el desarrollador de Fortnite, lanzó en su día una tienda de estas características para que su famoso videojuego, previamente bloqueado en el iPhone, regresara al teléfono inteligente de la empresa de la manzana. Pero desde entonces han emergido solo unas cuantas tiendas de aplicaciones similares.
La parvedad de tiendas de aplicaciones alternativas a la App Store obedece probablemente a que para lanzar una tienda de aplicaciones distinta de la tienda oficial de Apple la multinacional estadounidense debe someter antes (por motivos de seguridad) a un proceso de verificación a las apps contenidas en esa tienda.
Y ese proceso de verificación habría sido pasado satisfactoriamente por Hot Tub, pues Riley Testut, desarrollador de AltStore, insiste en que la aplicación ha sido aprobada por Apple. Los de Cupertino desmienten, no obstante, este extremo e insisten en que jamás habrían dado su beneplácito a una aplicación como Hot Tub y que simplemente se han visto obligados por la Comisión Europea a autorizar la distribución de aplicaciones a través de «marketplaces» diferentes de su App Store.
«Nos preocupan profundamente los riesgos de seguridad que entrañan las apps pornográficas para los usuarios de la UE, especialmente para los niños. Estas y otras aplicaciones similares socavan la confianza del consumidor en nuestro ecosistema, que llevamos construyendo desde hace más de una década para ser el mejor del mundo», enfatiza Apple.
Resulta en todo caso curioso que, pese a la renuencia de Apple a aceptar que una app como Hot Tub pueda descargarse en el iPhone, la compañía podría ganar bastante dinero con ella si la aplicación de marras se hace lo suficientemente popular. Las normas de Apple estipulan, al fin y al cabo, que aquellas aplicaciones comercializadas al margen de su App Store que superen el millón de descargas deberán abonar anualmente 50 céntimos por cada descarga.