Robin Ellert, de 52 años, estaba sentada en su cubículo en la oficina del Ejército de los Estados Unidos donde trabajaba cuando se produjo el desastre.
El cable de sus auriculares con cable se atascó en el pomo de la puerta que había junto a su escritorio, lo que hizo que se desconectaran de su teléfono y se reprodujera, lo que ella califica como una «escena de sexo muy gráfica» de un audiolibro que cualquiera que estuviera cerca podía escuchar.
Ellert lleva cuatro décadas leyendo libros románticos (según cuenta a Business Insider, leyó su primera romántica sexualmente sugerente cuando era una adolescente) y escucha entre tres y cuatro audiolibros a la semana, por lo que el contenido del capítulo no le inquietó.
«Es una historia más», explica a Business Insider. «Entiendo que alguien que no haya estado expuesto a ese material de forma gráfica pueda encontrarlo problemático. Pero a mí no me molesta».
Por supuesto, el momento podría haber sido mejor, porque el jefe de Ellert caminaba justo detrás de ella cuando el audio empezó a sonar desde su teléfono.
«La palabra horrorizado describe la expresión de su cara», dice Ellert. «Fue uno de esos casos en los que los dos sabíamos qué había pasado, y luego actuamos como si no hubiera pasado».
Ellert cuenta que su jefe le aconsejó amablemente que «reconsiderara el material» que escucha mientras está de servicio, pero nunca tuvo que enfrentarse a ninguna repercusión real en el trabajo. Tampoco tiene previsto cambiar sus hábitos de lectura.
Ellert no es la única. Lectoras (y lectores) de novelas románticas de todo Estados Unidos y el resto del mundo escuchan material obsceno en el trabajo sin que sus compañeros lo sepan.
Cliteratura en el lugar de trabajo
Ellert explica a BI que llevó su amor por los libros románticos gráficos, a los que puede que hayas visto referirse como smut, libros picantes o cliteratura en BookTok, a la oficina en 2017, cuando cambió de un trabajo de cara al cliente a un papel más orientado al ordenador.
«Si estaba sentada en mi oficina rellenando hojas de cálculo de Excel sin pensar o simplemente haciendo algún tipo de procesamiento de datos, podía sentarme y escuchar un libro mientras trabajaba activamente, y no había ningún problema», cuenta Ellert.
Otra lectora que trabaja en responsabilidad social corporativa y que ha pedido permanecer en el anonimato por razones de privacidad, ha contado a BI que lleva escuchando audiolibros picantes en el trabajo a diario desde que empezó a leerlos en 2019. Ella asegura que los audiolibros han sido beneficiosos para ella como alguien con TDAH.
«Los audiolibros llegaron a mi vida cuando necesitaba otra cosa para mantener mi mente ocupada», explica.
Tiene una oficina, así que puede escuchar sus audiolibros directamente desde el teléfono sin necesidad de usar auriculares. Asegura a BI que escuchar libros románticos picantes a veces la hace más productiva.
«Es algo que utilizo como táctica de recompensa para hacer cosas que no quiero hacer necesariamente», afirma.
Asimismo, una abogada del Estado de 27 años, que ha pedido permanecer en el anonimato para proteger su puesto de trabajo, también utiliza libros románticos para motivarse mientras trabaja. Según cuenta a BI, los audiolibros se convirtieron en parte de su rutina de trabajo cuando estaba leyendo Fourth Wing (Alas de sangre) en 2023.
«Lo estaba leyendo y pensé: “No puedo dejar esto”», dice. «Así que le pedí a Alexa que me lo leyera en el coche y, cuando llegué al trabajo, pensé: “No, pero aún no he terminado. Tengo que seguir escuchándolo”».
Ahora, los audiolibros románticos, incluidos algunos más picantes, se han convertido en el medio preferido de la abogada para realizar tareas «tediosas y repetitivas» como rellenar documentos.
«Sinceramente, siento que puedo permanecer sentada y concentrarme durante más tiempo si estoy escuchando algo», dice. «Me aburro menos y me pongo menos nerviosa».
El romance está en todas partes
El trabajo es solo uno de los lugares en los que estas lectoras hacen de los contenidos subidos de tono la banda sonora de sus vidas.
«En el gimnasio, en el supermercado o simplemente dando un paseo», añade. «Si me ves en público con los auriculares puestos, es que estoy escuchando algo picante».
Pero no se trata solo de sexo, o al menos no todo gira en torno a ello.
«Las escenas de sexo que aparecen en los libros que leo pueden ser muy gráficas, pero están al servicio de la historia», afirma Ellert. «No están ahí solo para estimular a quien las escucha».
Sin embargo, las lectoras dicen que siguen volviendo al romance porque les reconforta saber que habrá algún tipo de final feliz en medio del caos de la vida real.
«Me encantan los felices para siempre. Me encanta saber en qué me estoy metiendo», explica la abogada a BI. «Me encanta saber qué va a pasar si se registran en un hotel y solo hay una cama. Me encanta que sea predecible, porque sigo derritiéndome cada vez«.
Era solo cuestión de tiempo que los libros románticos se infiltraran en el lugar de trabajo, dado que las ventas del género se han disparado en los últimos años.
Según datos de Circana Bookscan, las ventas de libros románticos aumentaron de 18 millones en 2020 a 36 millones en 2023, y Bloomsbury ha registrado sus mayores ventas de 2023 a 2024, gracias a la autora romántica y reina de la obscenidad faerie Sarah J. Maas. La empleada de responsabilidad corporativa con la que ha hablado BI dice que hace poco mencionó ser fan de la serie A Court of Thorns and Roses (Una corte de rosas y espinas) de Maas durante un ejercicio para romper el hielo en el trabajo.
Asimismo, la encuesta anual de la Asociación de Editores de Audio ha revelado que las ventas de audiolibros no han dejado de aumentar durante los últimos once años y que el romance es uno de los géneros más populares entre los oyentes.
¿Es peor una escena de sexo que un crimen real?
Las tres lectoras con las que ha hablado BI dicen que empezaron a escuchar libros picantes en el trabajo en parte porque sabían que sus compañeros también disfrutaban de sus formas de entretenimiento favoritas.
«Mis supervisores ven la tele en sus mesas mientras trabajan», le cuenta la abogada a BI. «Me imagino que, en realidad, no es tan diferente».
«Hay muchas chicas por ahí que están escuchando pódcast sobre asesinatos», afirma la empleada de responsabilidad corporativa. «Es un extremo diferente, pero algunas personas podrían pensar que es inapropiado».
El contenido no afecta a nadie más, no solo porque los lectores lo escuchan en privado, sino porque no lo hacen con la intención de excitarse en el trabajo, dicen los lectores. Se centran en las historias que escuchan en su conjunto, de las que el sexo forma parte.
Cada lector tiene sus propios límites en cuanto a los libros que elige para trabajar. Ellert afirma que de vez en cuando interrumpe una historia si el contenido sexual la distrae, y las otras lectoras con las que ha hablado BI afirman que reservan sus libros más picantes para después del trabajo. Por ejemplo, la abogada ha mencionado la serie Twisted de Ana Huang, que se encuentra en la sección erótica de las librerías, como ejemplo de un libro que no leería en la oficina.
Sin embargo, afirma que no cree que haya ningún problema en escuchar historias explícitas mientras se está en el trabajo. «Estás en el trabajo todo el día, así que, si escuchar un audiolibro romántico picante te va a hacer la vida un poco más fácil, adelante«, afirma.
La doctora Erika Evans, sexóloga y terapeuta de relaciones y sexualidad desde hace 20 años, está de acuerdo.
Los libros picantes pueden ser beneficiosos para individuos y parejas
Evans es partidaria de que las personas exploren su sexualidad a través de contenidos eróticos, ya sea viendo porno o leyendo libros románticos, tanto a solas como en pareja.
«Soy una gran defensora de leerlo juntos en pareja e individualmente», explica a BI. «Estimula la conversación y la imaginación, y el sexo está relacionado con la creatividad».
«Muchas parejas se frustran y acuden a terapia años después porque dicen: “Estamos haciendo lo mismo, estamos hartos”», añade. «Y yo les digo: “¿habéis leído un libro juntos?”. Porque quizá ese sea el primer paso para animar las cosas, ya que os permitirá ampliar horizontes».
Evans, que está escribiendo un libro romántico con preguntas para ayudar al lector a explorar su sexualidad titulado The Secret Life of a Sex Therapist (La vida secreta de una terapeuta sexual), añade que cree que leer ficción erótica es mejor para la gente que ver porno porque no ejerce tanta presión sobre el espectador.
«El consumidor no tiene que enfrentarse a cánones de belleza corporal poco realistas, ni siquiera a duraciones poco realistas de las relaciones sexuales», explica. «El consumidor se convierte en el director de la escena, y eso proporciona una autenticidad que ver erótica nunca puede ofrecer«.
Cuando se escuchan romances picantes en la oficina, Evans dice que solo ve posibles problemas si el audio te distrae de tu trabajo.
«Si estás en el trabajo y te excitas de forma clara y evidente, eso es un problema», explica, y añade que los pódcast eróticos de plataformas como Dipsea o Quinn pueden distraerte más que una novela completa, ya que están diseñados específicamente para eso.
«Su respuesta ni siquiera es errónea», afirma Evans. «Solo puede significar que el trabajo no es el mejor lugar para hacerlo».
En general, Evans espera que más personas adopten los libros picantes y los utilicen para explorar lo que quieren de su propia vida sexual.
Y si te da vergüenza escuchar algo obsceno en el trabajo, los lectores con los que ha hablado BI te recomiendan que recuerdes que eres uno más entre los millones de personas que disfrutan de este género.
«Probablemente haya alguien en tu oficina que lo esté haciendo ahora mismo», sentencia uno de ellos.